viernes, 25 de diciembre de 2009

A Rocío,

Muchas estaciones para nuevas esperanzas,
Pocas soluciones para tanta vida ignorada.
Tus buenas intenciones son las únicas armas,
Que defenderán a la humanidad sin coartada.

Sin el vicio de pedir y con la virtud de dar.
Nunca te propusiste ni deseas vencer,
Ni al capital, ni a la sinrazón, ni al Popular.
Nuestra verdadera gloria está en convencer.

Con voluntad y sin pretensiones lo harás
Y, día a día, año a año, les demostrarás
Que no todos los que curan pueden hacer el mal.

Riega su vida, nutre su futuro, resarce sus temores.
Las almas del mundo, faltas de milagros y favores,
Celebran y agradecen tu bendito retiro estival.

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