No voy a dejar de buscar azules
En tachados vastos días laborables
Y, a la vez, hallar noventa y un soles
En largos inviernos execrables.
Me pretendes como vulgar actor sin prisa
Ensayando, en tu espera, una basta sonrisa
Y no recuerdas que disparo mis premisas
Y hago diana en todas sus necias misas.
Dos falsos propósitos derivan una decisión verdadera
Pero la idea resulta como desahucio en mi cama
A la espera, de nuevo, de tu dédalo de ternura.
Y eso que la oportunidad dista de ser traicionera
Porque la busqué en la profundidad de tu llama
Y la ate a mí, con fuerza, acariciando tu comisura.
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